Muchas veces hemos escuchado que la llegada de la primera regla es un signo de que las niñas se han convertido en señoritas, es decir, en mujeres adultas. Sin embargo, esta idea es falsa y puede tener consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las adolescentes.
La menstruación es un proceso fisiológico que forma parte del ciclo reproductivo de las mujeres. Se produce cuando el endometrio, el tejido que recubre el interior del útero, se desprende y sale al exterior a través de la vagina. Esto ocurre aproximadamente cada 28 días, aunque puede variar según cada persona.
La primera menstruación se llama menarquia y suele aparecer entre los 10 y los 15 años de edad. No obstante, no significa que la niña haya alcanzado la madurez física ni emocional. De hecho, el desarrollo puberal se extiende hasta los 18 o 20 años, e implica cambios en el cuerpo, el cerebro y la personalidad.
Algunas de las consecuencias de esta creencia son:
– Asociar la menstruación con el dolor, la vergüenza y el sufrimiento.
– Creer que la menstruación es una obligación o una carga para las mujeres.
– Sentir que se pierde la inocencia o la infancia al tener la primera regla.
– Pensar que se debe asumir un rol de cuidadora o madre al iniciar el ciclo menstrual.
– Aceptar relaciones sexuales o afectivas sin estar preparadas ni informadas.
– Descuidar la salud reproductiva y prevenir embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.
La menstruación no debe ser motivo de vergüenza, miedo o culpa. Tampoco debe ser motivo de orgullo, presión o responsabilidad. Es simplemente una parte más del cuerpo y de la vida de las mujeres, que merece ser respetada, cuidada y conocida.
Las niñas que menstrúan siguen siendo niñas, con sus propios intereses, gustos y aspiraciones. No tienen que dejar de jugar, de aprender, de divertirse o de expresarse por el hecho de sangrar cada mes. Tampoco tienen que aceptar situaciones o relaciones que no les gustan o que les hacen daño por el hecho de tener útero.
Por todo ello, es importante educar a las niñas sobre su cuerpo y su ciclo menstrual desde una perspectiva científica, respetuosa y empoderadora. Así, podrán vivir su menstruación como una parte natural de su vida, sin miedo ni culpa.
La menstruación no convierte a las niñas en señoritas, sino en personas con derechos, responsabilidades y sueños propios.
Escrito por: Elizabeth Castillo
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